Bujías de encendido.

Bujías de encendido, la chispa del motor.

La misión de la bujía este introducir energía de encendido en la cámara de combustión que iniciará la inflamación de la mezcla de aire y gasolina por medio de las chispas eléctricas que saltan entre los electrodos. De esta manera la bujía determina decisivamente el rendimiento óptimo del motor y su funcionamiento fiable. Esto es válido especialmente en los modernos sistemas de gestión de motor.

Un requerimiento eléctrico importante es su capacidad de funcionar con tensiones de más de 30.000 voltios y que su capacidad aislante esté garantizada con temperaturas del orden de los 1.000 grados.
Mecánicamente la bujía está sometida a las presiones que aparecen en la cámara de combustión de hasta 30 bar y a vibraciones continuas propias del funcionamiento del motor.

La bujía de encendido se encarga también de absorber el calor generado en la cámara de combustión y disiparlo.
El tamaño y configuración del aislante además del material del electrodo, son las  características que más influyen en la disipación del calor
Grado térmico
Cuanto mayor es el rendimiento y más potente son los motores, más altas son las temperaturas de trabajo y, por lo tanto, necesitan una bujía que disipe mejor el calor de la cámara de combustión. En estos casos se aplica una bujía de grado térmico bajo o bujía fría.
Por el contrario los vehículos con motores del menor rendimiento, que trabajan con temperaturas más bajas necesitan bujías que hagan la disipación de calor de una forma más lenta. En estos casos se aplica una bujía de grado térmico alto o bujía caliente.

Apriete
Durante el montaje de la bujía es muy importante atender al apriete correcto.
Según el tipo de bujía hay un ángulo de apriete ideal, según sean de asiento plano o de asiento cónico.
Este ángulo de apriete debe ser respetado para evitar fallos de funcionamiento. El apriete correcto asegura la buena fijación y la adecuada disipación del calor.
Apriete insuficiente
Si la bujía está mal apretada, puede que la disipación de calor no sea la correcta, provocando un sobrecalentamiento en la cámara de combustión, lo que podría generar autoencendido, que se derrita la bujía e incluso daños en el motor.  
Apriete excesivo
Cuando la bujía se aprieta excesivamente se puede romper el aislante cerámico lo que provocaría fugas de corriente ocasionando fallos de encendido. Cuando existe una fuga de corriente no se produce la combustión o ésta es defectuosa, generándose perdidas de potencia, mayor consumo de combustible, producción excesiva de contaminantes y riesgo de daños en el catalizador e incluso en el motor.

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